Imagina a una madre francesa, sentada en un parque, leyendo un libro. Su hijo de cinco años juega con otros niños. Él viene corriendo y le dice a su madre “mamá, discúlpame”, y espera paciente hasta que su mamá termina de leer el párrafo en el que está. Luego ella lentamente baja el libro y le pregunta qué desea. El niño le dice que tiene hambre, así que su madre le recuerda que en 45 minutos es la hora del lonche y que tiene que esperar. Entonces el niño asienta, y se va corriendo a jugar en los columpios, mientras su madre sigue leyendo. Sin dramas, sin llanto, sin rebuscar en la cartera de la mamá por unas galletas.
¿Esto sucede? ¿Un niño de 5 años puede ser así de paciente? De acuerdo a Pamela Druckerman, esto es lo normal en Francia. Ella es autora del libro ‘Bringing Up Bébé: One American Mother Discovers the Wisdom of French Parenting (Criando al bebé: Una madre americana descubre la sabiduría de los padres franceses), y cuando pasó una temporada en el país europeo descubrió que los niños allá eran más pacientes que en el continente americano y hacían menos rabietas.
Ella compartió 3 formas de fomentar la paciencia en los niños en el diario Huffington Post, y así evitar pataletas. Aquí están y son muy fáciles de poner en práctica:
1. Dale a tus hijos muchas oportunidades para practicar la espera
El secreto de la paciencia no es esperar a que tu hijo mágicamente se quede quieto y en silencio. Los especialistas han descubierto que los niños se vuelven buenos esperando, una vez que han aprendido a distraerse a sí mismos. Quizá inventen una pequeña canción o se pongan a dibujar, por ejemplo. Esto hace que la espera sea posible. De acuerdo a la autora, los padres franceses ponen esto en práctica. Ellos saben que ni siquiera tienen que enseñarle a un niño a distraerse a si mismo.
Muchas veces en el día, los padres franceses le dicen “attendin” a sus hijos, que significa “espera” en francés. A los niños no les queda otra que distraerse a sí mismos, y así también usan su creatividad. Si los padres en cambio dejaran todo en el mismo instante en el que sus hijos se quejan de aburrimiento o interrumpiesen lo que están haciendo porque el niño quiere jugar, este no va a volverse bueno esperando, sino exigiendo atención inmediata.
2. Trata a tu hijo como si pudiera controlarse a si mismo
Confía en la inteligencia de tu hijo. Espera a que él sea capaz de meter los Legos de nuevo en su caja, después de jugar con ellos. Si tu hijo está tirando cosas en la sala, siéntate en el suelo con él y con mucha paciencia y tranquilidad, dile que debe parar y muéstrale cómo poner las cosas en su lugar otra vez. Cuando bota la comida al suelo, enséñale calmadamente cómo debe mantener la comida en el plato. Esto hazlo con paciencia y cara a cara.
Un experto, de acuerdo a Druckerman, afirmó que “el niño necesita amor y frustración para construirse a sí mismo”. Por ello, cuando le des lecciones a tu hijo, también dale amor, así aprenderá los límites. Él necesita la firmeza y el cariño por partes iguales. Si solo le das amor, se convertirá en un pequeño tirano, al que los franceses conocen como enfant roi, un niño rey.
3. Que tus respuestas sean más lentas
El ritmo de vida francés no es tan acelerado como el ritmo de vida moderno. Si estás ocupado cocinando, y tu hijo te pide que vayas a su cuarto a mirar la increíble estructura que ha creado con rollos de papel higiénico, no corras. Explícale con cariño que irás en unos minutos, cuando termines lo que estás haciendo. En la cena, si uno de tus hijos necesita una servilleta, no corras a buscarla. Tómate tu tiempo o pide que él mismo lo haga. Cuando estás ocupado, explícale a tu hijo de manera cortés lo que estás haciendo y pídele que te espere. Esto no solo hace la vida más calmada, es también una manera de hacerle notar a tu hijo que no es el centro del universo, una lección importante para su felicidad. Un niño que no se da cuenta de eso, y que siente que tiene todos los derechos que quiera, no encontrará razón para madurar.
Sé razonable con el tiempo de espera que le pides a tus hijos. Que sean unos pocos minutos. Frenar las cosas un poco, les hará manejar mejor su aburrimiento. La paciencia es como un músculo, si el niño tiene más oportunidades de estar consigo mismo, sabrá manejar mejor esos momentos de espera.